miércoles, 26 de agosto de 2015

"La pandilla de Asakusa", de Yasunari Kawabata


Ha sido un placer descubrir al Kawabata que todavía no era lo que después llegó a ser. Aquí no nos encontramos con el Kawabata profundo y sentimental de Mil grullas o País de nieve, sino que descubrimos la esencia de un joven Kawabata más próximo a los temas de Tanizaki que los del propio Kawabata. A pesar de todo, La pandilla de Asakusa (1930) no es una obra tan ajena a su autor como se podría creer al leer este párrafo. Todo lo contrario, en esta novela ya se pueden degustar temas tan kawabatianos como el erotismo alternativo y algo delicatesen, pese a darse en los bajos fondos de la ciudad: pero esas prostitutas drogadas para “trabajar” dormidas frente a sus clientes, y que Kawabata hizo populares en La casa de las bellas durmientes, ya habían sido presentadas en sociedad años atrás en La pandilla de Asakusa.

Y hay otro tema más, de los habituales en Kawabata, que debuta en La pandilla de Asakusa, y además de qué manera: me refiero al de la venganza amorosa, con la enigmática figura de Yumiko como representante. Yumiko, una chica ruda y perdida, como no podía ser de otro modo tratándose de una habitante de la golfa Asakusa de entreguerras (nada que ver con esa “turistada” de postal, mediocre, y comercial que es la Asakusa de hoy), aplica una venganza tan original como cruel a un hombre que en el pasado no se había portado bien con otra chavala.

Y, más allá de la tal Yumiko, el repaso que a toda “la pandilla de Asakusa” hace el estudiante narrador de la novela (alter ego de Kawabata), permite conocer al lector el amplio abanico de picaresca, delincuencia y vicio que manchaba y a la vez daba lustre a aquella Asakusa ya definitivamente perdida. O sea, valor literario y documental en esta joya del primer Kawabata.

De este edición de Seix Barral (2007 en Argentina, 2014 en España), lo mejor es el hecho de la edición en sí, ya que permite al lector hispanohablante conocer un trabajo de Kawabata que hasta ahora nos estaba vedado (lo de siempre: los lectores hispanohablantes somos esas señoras y esos señores que tenemos que esperar décadas, cuando no siglos, para poder leer lo que verdaderamente merece la pena del resto de la humanidad en cuanto a literatura se refiere). Lo malo, como suele ser frecuente en Seix Barral cuando se anima a publicar obras de autores japoneses, es que no las traduce directamente del japonés. Pero como no hay mal que por bien no venga, en esta ocasión no les ha salido la jugada demasiado mal, porque al haber hecho la traducción al español a partir de la traducción inglesa de Donald Richie, disponemos de un prefacio y un epílogo escritos por este buen conocedor de la cultura nipona y que resultan altamente enriquecedores y esclarecedores sobre el sentido de la obra, que incluyen datos tan interesantes como la entrevista que Kawabata y Richie mantuvieron en 1947 en la misma Asakusa, entonces arrasada por los bombardeos yanquis de la Segunda Guerra Mundial.

Original y provocadora, poética y documental: se lea desde la óptica que se lea, La pandilla de Asakusa no nos defraudará.

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